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AGRICULTURA Y GANADERÍA

Para apoyar a la ganadería extensiva hay que poder diferenciarla


La agricultura empezó hace 10.000 años a.c, especialmente en Mesopotamia, basándose en la domesticación de especies y la conservación del ambiente. Desde entonces se fue desarrollando hasta los árabes, cuya cultura proporcionó muchas mejoras tecnológicas, como la técnica del regadío. La agricultura de regadío consiste en el suministro de importantes cantidades de agua a los cultivos a través de diversos métodos artificiales de riego. Este tipo de agricultura requiere grandes inversiones económicas y una cuidada infraestructura hídrica: canales, acequias, aspersores, albercas, etc., que exige, a su vez, un desarrollo técnico avanzado.


Más adelante, con el descubrimiento de América , se trajeron nuevas cosechas, como el cacao y el maíz. Además en el siglo XX, la revolución industrial dió lugar, en EEUU, a la “Revolución verde”.


El concepto de “Revolución verde” define el aumento de la producción agrícola. El causante de esta revolución fue el agrónomo Norman Borlaug, que empezó a investigar con especies de arroz, trigo y maíz para conseguir variedades más productivas, ya que la baja producción de los cultivos tradicionales no eran capaces de satisfacer la demanda alimentaria de una población que no paraba de crecer.


Por otro lado, la ganadería, la cría de animales para obtener diferentes productos a partir de ellos (carne, leches, cueros, fibras, etc.) es una actividad con un importante peso específico en nuestra sociedad. Actualmente aporta, en términos generales, un 40% del valor de la producción agrícola mundial y soporta los medios de vida y alimentación de unos 1.300 millones de personas. La producción ganadera ha jugado un papel muy importante en la alimentación y la supervivencia de las poblaciones y asentamientos del medio rural, especialmente en las zonas más desfavorecidas y difíciles de cultivar, como sabanas, montañas y desiertos. Se trata de una actividad muy vinculada a estos espacios rurales, generalmente pequeñas producciones ligadas al territorio, que utilizaban directamente los recursos que éste proporcionaba: pastos, frutos, hojas de árboles y arbustos, restos de cosechas y cultivos, etc. Hoy en día la ganadería está inmersa en una situación de cambio a gran escala.


¿Por qué debemos potenciar la ganadería extensiva?


La primera razón es una territorial, ya que el manejo de amplias zonas de territorio, los llamados “medios abiertos” (zonas con vegetación natural o seminatural) que se pueden transitar y que no están cubiertos completamente por árboles y arbustos dependen de una buena programación de pastoreo y un buen ajuste de la carga ganadera.

Otra razón es la situación de cambio climático que estamos intentando solucionar estos últimos años, y al papel que juegan los pastos en la captación y retirada del CO2 de la atmósfera. Más adelante se analizan, someramente las emisiones asignadas a la ganadería, pero en el contexto territorial, para maximizar esta retirada de carbono se necesita disponer de pastos en buen estado, y para ello resulta imprescindible una gestión adecuada de las cargas ganaderas a lo largo del año


Desde nuestra fundación queremos hacer hincapié en la ganadería extensiva para mejorar su situación en España. Desde Mutua Madrileña intentamos promover la diferenciación legal, administrativa y social entre ganadería extensiva y ganadería industrial, a la hora de caracterizar modelos de producción, distribución y consumo de carne, haciendo hincapié en las diferencias ambientales, sociales, territoriales de uno y otro modelo. Mediante el desarrollo de proyectos de vida completos en espacios rurales que es un elemento clave para transmitir el potencial de estos modelos frente a la vorágine industrializadora.


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